La deuda es con el pueblo
El modelo económico que impulsa el gobierno está condenado al fracaso. Su lógica no es la producción ni el trabajo, sino la timba financiera y la fuga de capitales, que ya se devoraron los dólares provenientes de la deuda con el FMI, del blanqueo de capitales y de las exportaciones del campo. Del otro lado solo queda un país sumido en la crisis productiva, con salarios de miseria y desocupación creciente.
Frente a la inevitable crisis cambiaria a la que conduce este régimen, el gobierno en lugar de modificar el rumbo busca más deuda. Ya no con organismos multilaterales, sino directamente con el Tesoro de los Estados Unidos. Este paso no solo abre un nuevo ciclo de endeudamiento, sino que implica un riesgo gravísimo de hipotecar de forma aún más discrecional la soberanía nacional. Detrás de esa “ayuda” se negocian condiciones secretas que comprometen nuestro futuro: privilegios para las empresas norteamericanas en la privatización de compañías estratégicas, derechos sobre el litio, el gas y el petróleo, la posibilidad de instalar una base militar de la OTAN en la Patagonia, un alineamiento automático con Estados Unidos en el plano internacional en temáticas bélicas, de desarrollo nuclear. No sabemos la negociación, lo que es seguro es que Estados Unidos no regala nada y a este gobierno no lo sonroja poner a la venta nuestro país.
No se trata simplemente de tomar recursos: se trata de entregar la Argentina. De efectivizarse la operación Macri y Milei ya habrán endeudado al país en casi cien mil millones de dólares, un porcentaje de nuestro PBI que hace inviable su pago, sin que se construyera una sola ruta, escuela u hospital. Esa deuda no fue inversión: fue saqueo. Sirvió únicamente para enriquecer a unos pocos y facilitar la fuga de capitales. Por eso es urgente investigar, auditar y juzgar a quienes la contrajeron, y dar pasos firmes hacia la recuperación plena de la soberanía nacional.
La realidad es que este supuesto “blindaje” no persigue otro objetivo que ganar tiempo hasta las elecciones, fumarse los dólares en la bicicleta cambiaria, dejar al pueblo una carga impagable y condicionar al país a un futuro escrito desde Washington.
Frente a esta nueva avanzada colonial reafirmamos que la única deuda legítima es con nuestro pueblo. Paren con la timba: queremos pan, paz y trabajo.
Solicitamos a las fuerzas legislativas de todos los partidos que tomen cartas en el asunto, que realicen los pedidos de informes pertinentes y den a conocer públicamente las condiciones de esta posible operación de endeudamiento. Son el actor con mayor posibilidad de poner un freno a corto plazo a este nuevo y preocupante hecho.
Convocamos a las organizaciones del campo nacional, popular y democrático a ponerse en estado de alerta y a construir las acciones necesarias para detener esta entrega.
No aceptamos el alineamiento automático con una potencia extranjera ni la renuncia a nuestra soberanía. La Argentina necesita un manejo soberano de la deuda y un rumbo de independencia económica y justicia social, no un nuevo ciclo de sometimiento.
La patria existe, la liberación es posible




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