La ofensiva patronal y gubernamental avanza con una velocidad inédita tras el triunfo electoral de Javier Milei. La Reforma Laboral, que el oficialismo busca imponer tanto en el Congreso como de hecho en los lugares de trabajo, apunta a desmantelar derechos históricos conquistados por generaciones de trabajadoras y trabajadores: indemnizaciones, jornada laboral, convenios colectivos, derecho a huelga y toda protección legal básica. A esto se suma el congelamiento salarial, la malaria creciente, miles de despidos y condiciones laborales cada vez más precarias, especialmente para quienes ni siquiera cuentan con sindicato o convenio.
En la Zona Norte del conurbano, como en todo el país, el malestar crece y la resistencia existe. El acampe de Ilva, la lucha de Georgalos, los conflictos en Fate y Bedtime tras el asesinato laboral de Alan Paz, o el sostenido enfrentamiento del INTI frente a los despidos y el vaciamiento: la clase trabajadora de la región muestra que hay fuerza para enfrentar el ajuste, hay que hacerla crecer en la lucha.
En este contexto, está circulando la convocatoria a una reunión en Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires para coordinar luchas. A pesar de diferencias en el análisis de la coyuntura y la diferente lectura que tenemos sobre el peronismo y particularmente sobre el rol de los sindicatos y Axel en una estrategia de poder para frenar el proyecto libertario y avanzar en uno de liberación, acompañamos la convocatoria por creer que la organización desde las bases es una necesidad acuciante de esta etapa. En este sentido, compartimos también los ejemplos recientes del Garrahan o del gremio Aceitero, que con organización, democracia sindical y acción unificada mostraron caminos de triunfo.

En Zona Norte se van construyendo herramientas que sirven como pasos concretos para esa coordinación. Reuniones unitarias, redes de apoyo mutuo entre metalúrgicos, químicos, choferes, trabajadores de alimentación, comercio y estatales, junto a organizaciones territoriales y sociales, vienen articulando experiencias que se fortalecen desde abajo.
Necesitamos abandonar la fragmentación y construir una herramienta permanente de coordinación, que actúe democráticamente en defensa de cada derecho amenazado y que sirva para quebrar la ofensiva del gobierno y las patronales.
Los convocantes —entre quienes se cuentan comisiones internas de fábricas, juntas internas estatales, delegadxs de grandes establecimientos industriales, listas opositoras en sindicatos clave y organizaciones sociales y políticas combativas— expresan un polo de activación que puede irradiar fuerza hacia toda la región. Hay que sumar todas las fuerzas que sean posibles. En los barrios nuestra gente está muy golpeada.
Cuando los trabajadores se organizam desde abajo, en unidad, con democracia real y con vocación ofensiva, puede frenar y revertir la avanzada reaccionaria.
El desafío está planteado para todo el campo nacional y popular: coordinar, unificar, movilizar, para que la crisis no siga descargándose sobre quienes viven de su trabajo.




