Recuperar a FORJA y sembrar conciencia nacional

En tiempos de incertidumbre, crisis económica y cuestionamiento del rumbo nacional, la historia argentina ofrece una fuente de enseñanzas fundamentales. Una de ellas es la experiencia y el pensamiento de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), un grupo nacido en 1935 bajo el lema: “Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre”. Reivindicar la perspectiva de FORJA y su apuesta por la conciencia nacional es tan necesario como entonces.

¿Por qué FORJA es actual?

FORJA surgió en una Argentina golpeada por el fraude electoral, el dominio de intereses extranjeros y una dirigencia política alejada del pueblo. Sus Cuadernos, conferencias y ensayos proponían una pedagogía pública, una militancia activa y, sobre todo, la construcción de una conciencia nacional que permitiera desentrañar, visibilizar e identificar los verdaderos problemas del país.

La historia muestra que toda crisis política y social, todo momento en que la nación peligra, requiere la formación de un horizonte propio. “La conciencia nacional es la materia prima de la política”, planteaban los forjistas. Solo así es posible dejar de ser objeto de la historia para convertirse en sujeto: elegir nuestro destino, comprender quiénes somos, cuáles son nuestros intereses y cómo los defendemos.

FORJA como forma de resistencia

FORJA fue, ante todo, una forma de resistencia activa frente al orden político, económico y cultural impuesto durante la llamada “década infame”. Su proyecto se estructuró como respuesta y oposición a varios modos de dominación, y esto se evidencia en múltiples dimensiones de sus Cuadernos y prácticas:

  • Resistencia política:
    Surgió como enfrentamiento al fraude electoral, la proscripción, la represión política y la subordinación de la democracia a intereses conservadores y antipopulares. Desde su fundación, FORJA denunció la ilegitimidad de los gobiernos y llamó a no legitimar con el silencio ni la aceptación el orden impuesto.
  • Resistencia cultural:
    FORJA resistió la colonización cultural y mental promovida por medios, elites e instituciones que trataban de imponer valores e interpretaciones extranjeras como modelo. Frente a esto, propuso recuperar el pensamiento nacional, la memoria histórica y la reinterpretación del pasado argentino desde una mirada popular y emancipadora.
  • Resistencia económica:
    Denunció la entrega sistemática de recursos estratégicos (petróleo, ferrocarriles, bancos) al capital extranjero y se opuso a los pactos y tratados desventajosos para la nación. Su resistencia fue un llamado a la autarquía, el desarrollo propio y la soberanía sobre los bienes nacionales.
  • Resistencia pedagógica y militante:
    FORJA organizó conferencias, actividades públicas y publicaciones para informar y formar a la ciudadanía, generando un espacio militante minoritario pero sumamente activo, perseverante y tenaz. No aceptaron la resignación ni el abandono, apostando por la pedagogía pública y el combate al escepticismo colectivo.
  • Resistencia como “praxis” nacional:
    Concebían la resistencia no solo como protesta sino como creación de alternativa: impulsaron la necesidad de una nueva “mayoría nacional” consciente, protagonistas y capaces de organizar un proyecto superador. “La Argentina colonial puede transformarse en una Argentina libre y justa si el pueblo despierta y se reconoce como sujeto activo de la historia.”

La experiencia de FORJA demuestra que la resistencia es un proceso multifacético: político, cultural, social y pedagógico, y que su vigencia radica en la construcción de conciencia nacional y la práctica organizada, aún desde la minoría, para desafiar las imposiciones externas y las resignaciones internas.

Afiche de FORJA

Los intelectuales como militantes populares

El rol de los intelectuales en la perspectiva de FORJA es esencialmente el de militantes y formadores de conciencia nacional al servicio del pueblo. Estas son las ideas centrales que desarrollan en sus Cuadernos y manifiestos:

  • Intelectual comprometido:
    No se concibe al intelectual como figura aislada o neutral, sino como alguien que asume el compromiso de conocer y transformar la realidad nacional. Su inteligencia debe estar ligada a las necesidades e intereses del pueblo argentino.
  • Pedagogía social y política:
    Los Cuadernos de FORJA insisten en la importancia de difundir ideas, popularizar debates y llevar el pensamiento crítico a todos los rincones del país, utilizando un lenguaje claro y accesible.
    La consigna era: “pensar desde la Argentina para la Argentina”, produciendo sentido común nacional y combatiendo la mentalidad colonial.
  • Intelectual-militante:
    FORJA exigía a los intelectuales actuar, organizarse, dar el ejemplo y formar parte de la lucha cotidiana —no solo analizar o escribir. Ejercían la docencia social, creaban espacios de discusión y participaban activamente en la vida pública.
  • Crítica y creatividad:
    Tenían el deber de denunciar la dependencia y las injusticias pero, al mismo tiempo, de idear y proponer caminos nuevos para el país, fomentando la esperanza y la confianza popular.

Sembrar conciencia nacional para cambiar nuestro país

Hoy, frente a la nueva ola de endeudamiento, la concentración económica y el vaciamiento cultural, recuperar la conciencia nacional implica denunciar todo intento de resignación, de creencia en los “profetas del desencanto”, o el reciclaje de fórmulas foráneas que prometen salvación. Es volver a las fuentes forjistas: la crítica y, al mismo tiempo, la propuesta de un proyecto nacional que oriente la acción y la esperanza

La conciencia nacional no nace de arriba ni de un decreto, sino de la experiencia compartida, del debate democrático y del ejercicio ciudadano. Es, como en tiempos de FORJA, obra de militantes, docentes, periodistas, intelectuales, pero sobre todo del pueblo, que de a poco se descubre protagonista.

Recuperar la mirada de FORJA es hoy una necesidad estratégica. No para repetir consignas viejas, sino para animarnos a pensar de nuevo los desafíos de la Argentina desde la raíz. Si no reconstituimos en todos los planos—económico, social, cultural—una fuerte conciencia nacional, la democracia quedará vacía y la independencia será mera formalidad.

La tarea es grande pero imprescindible. Porque, como dijeron los forjistas y repiten los mejores pensadores nacionales, no hay soberanía posible sin conciencia nacional, y no hay futuro digno sin hacernos cargo, hoy, de pensar y pelear por una Argentina libre y justa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio